martes, 7 de octubre de 2008

Una maja de Manuel Alvarez Bravo (1902-2002)


Manuel Álvarez Bravo, fotógrafo mejicano, nació en Ciudad de México el 4 de febrero de 1902. Su padre fue un profesor, que de vez en cuando se dedicaba a la fotografía y a la pintura. Álvarez Bravo intentó estudiar contabilidad pero en 1915 inició su camino hacia en el quehacer artístico y se inscribió en la Academia de San Carlos para estudiar arte y música. Su primera influencia importante en el universo de las imágenes la tuvo en 1923 al conocer al fotógrafo alemán Hugo Brehme, quien lo incitó a comprar su primera cámara. Para 1925 obtuvo su primer premio en un concurso local en Oaxaca. Por aquellos tiempos conoció a Tina Modotti, Diego Rivera y Pablo O'Higgins, entre otros, amistades que lo estimularon el carácter que distingue toda su obra: plasmar la cultura nacionalista mejicana con una visión que va más allá de una simple documentación, adentrándose con gran imaginación en la vida urbana y la de los pueblos, los campos, la religión, el paisaje y las tradiciones. En 1930 Tina Modotti fue expulsada de México por sus afiliación comunista, y Álvarez Bravo continuó su trabajo en la revista Mexican Folkways fotografiando a los muralistas de la época.

En 1932 realizó su primera muestra individual en la Galería Posada. En esa época compartió exposiciones con el famoso fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson en las salas del Palacio de Bellas Artes, fascinando a André Bretón, quien descubrió en su trabajo una condición surrealista profunda. La amistad con Bretón fructificó en la portada del libro "Catálogo de la exposición Surrealista Internacional" (1939) con textos de Bretón concluyendo con una exposición en París que sería trascendental en su trayectoria artística. En 1936 expuso en la Galería Hipocampo del poeta mexicano Xavier Villaurrutia. Durante este periodo se adentró en la experiencia de nuevas soluciones que lo apartaron por completo del lenguaje visual desarrollado por los artistas que lo antecedieron, empleando elementos que dan mayor énfasis a la capacidad para evocar imágenes, a través de sugestivos títulos de sus fotografías, basados en la cultura y en la tradición que denotan una gran perspicacia y, en ocasiones, un fino sentido del humor.

La década de los cuarenta marcó el inicio de Álvarez Bravo en el mundo del cine con !Que Viva México! (Eisenstein, 1930), y participó en rodajes con personalidades como John Ford y Luis Buñuel. Asimismo, en 1944, fue realizador del largometraje Tehuantepec, y de los cortometrajes Los tigres de Coyoacán, La vida cotidiana de los perros, ¿Cuánta será la oscuridad? con el escritor José Revueltas y El obrero (con el también escritor Juan de la Cabada). Es en esta década cuando consolida su madurez artística mediante recursos tales como la yuxtaposición, el aislamiento de detalles y el ordenamiento geométrico. Ello dio como resultado el manejo simultáneo de lo familiar y lo inesperado, generando una ambigüedad que invita al espectador a ver con nuevos ojos las cosas cotidianas construyendo su propio significado. Durante una larga trayectoria nacional e internacional, Álvarez Bravo acumuló experiencias, premios, reconocimientos, exposiciones dando también a conocer importantes colecciones fotográficas, y creando el Museo de la Fotografía en México. Manuel Álvarez Bravo falleció el 19 de octubre de 2002 a la edad de 100 años.

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