martes, 13 de enero de 2009



Desnudarás tu lengua que se esconde

balbuciente y banal en la palabra,
esperando una puerta que te abra:
amor que se redime y te responde;

desnudando en tu distancia la pereza
la vida que se pasa, el desencanto;

el alimento continuo de tu llanto
en la tibia habitación de la tristeza.

En tu insomnio lascivo recobrado,
con palabras imantadas de erotismo
escucharás un eco de ti mismo:


el dolor de los cuerpos soterrado,
un delirio del tiempo ya pasado
y el recuerdo fatal de la belleza.

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