lunes, 24 de marzo de 2008

Barbie llega a Proyecto Maja

De la mano de Nerea Sagardi, Barbie llega hasta aquí. Un juez norteamericano llegó hace tiempo a una interesante conclusión: bajo los principios de la libre expresión de ideas, "Barbie" puede posar desnuda en fotografías sexualmente explícitas y retratos artísticos. El fotógrafo Tom Forsythe explica que decidió utilizar la muñeca pues, en su opinión, representa los ideales materialistas y sexistas de la cultura conformista y consumista norteamericana.

El juez federal consideró que el derecho de libertad de expresión de Forsythe era de mayor jerarquía que los derechos de propiedad intelectual de Mattel, propietaria de la marca. Esta decisión representó un duro revés para la empresa titular de la famosa muñeca (de 42 años de edad). Barbie, además de ser uno de los juguetes más exitosos de todos los tiempos, es sin duda un icono de la cultura norteamericana.

Si alineáramos todas las muñecas que se han producido desde su salida al mercado en 1959, darían siete vueltas a la tierra. El valor de la marca Barbie en el mercado se estima superior a los dos mil trescientos millones de dólares. Obviamente son diversos los factores que dan valor a una marca, tales como su posición de liderazgo dentro del sector, los ingresos reales y estimados que generan los productos, la estabilidad o riesgo en su mercado, el monto de la inversión en publicidad, etc. De entre estos factores, existe uno a veces olvidado pero que, sin duda, incrementa el valor de cualquier marca: su solidez para resistir los ataques de terceros. Dicho en otros términos, la capacidad del titular de la marca para defenderla cuando terceros la utilizan sin su autorización.


Una marca es un signo visible que distingue los productos o servicios de un comerciante frente a otros de su misma especie o clase, vale decir que una marca sólo cumple su cometido y es valiosa cuando identifica el producto frente a la competencia y, gracias a ello, es preferido por los consumidores. Si terceros sin autorización comenzaran a usar la marca, llegaría el momento en que, al no poder distinguir entre productos originales y piratas, el público dejaría de confiar en la marca y con ello de comprar los productos que identifica. Así de grave puede ser el permitir o tolerar el uso ilegal de una marca. Mattel es un excelente ejemplo de una empresa que no escatima esfuerzos en proteger su marca. Además de tenerla protegida y haber reclamado derechos de autor sobre el personaje no vacila en iniciar litigios contra aquellos que usan a Barbie sin su consentimiento.


También Nissan lanzó un anuncio en el que un muñeco en su coche deportivo seduce a una muñeca - que se parecía a Barbie - que prefiere irse con él y dejar a su novio (parecido a Ken). Mattel demandó a Nissan, argumentando que ese tipo de anuncios proyecta una imagen promiscua de Barbie y dan la falsa impresión de que Barbie apoya los coches de Nissan. Pero no todo es eso, según algunos jueces federales norteamericanos, esa es la desventaja de convertirse en un icono público.


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