domingo, 16 de marzo de 2008

Esto es el Proyecto Maja®

La Maja Desnuda, una de las más célebres obras de Goya es una obra de encargo pintada en un periodo que estaría entre 1790 y 1800; formó con el tiempo pareja con el cuadro La Maja Vestida, datada entre 1802 y 1805 y probablemente a requerimiento de Manuel Godoy, pues consta que formaron parte de un gabinete de pintura que tenía en su casa. Se sabe que, en principio, ambos cuadros se situaban en un lugar en el que la vestida se hallaba colocada sobre la desnuda, de tal modo que mediante un mecanismo se descubría este último cuadro, como un juguete erótico del gabinete más secreto de Godoy. Se sabe también que el duque de Osuna posteriormente y durante el siglo XIX utilizó este procedimiento en uno de sus palacios con otro cuadro en el que por medio de un resorte se dejaba ver otro de un desnudo.

Las Majas se encuentran desde 1910 en el Museo del Prado. Previamente, se custodiaron en la Real Academia de San Fernando en una sala reservada de acceso restringido, donde se exponían los cuadros atrevidos. En ambas pinturas se retrata de cuerpo entero a la misma mujer recostada mirando directamente al observador; se trata de un retrato realista correspondiente a una modelo contemporánea a Goya y resulta posible que en su inicio La maja desnuda no estuviera pensada para formar pareja. Se ha especulado con que la retratada sea la decimotercera duquesa de Alba, María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, de la cual Goya hizo varios retratos. A la muerte de la duquesa en 1802, todos sus cuadros pasaron a propiedad de Godoy, que también poseía la Venus del espejo de Velázquez. Sin embargo, no hay pruebas definitivas de la identidad de la modelo, ni tampoco la de de un encargo directo a Goya por parte de la aristócrata. Empero, por las fechas y por el hecho de que las obras en cuestión hayan estado inicialmente en una colección secreta de Godoy han llevado a considerar como mucho más probable que la retratada fuera la entonces amante y luego esposa del mencionado Godoy, Pepita Tudó. También existe la posibilidad de que el parecido entre ambas damas inspirara a Goya en el retrato, evocando así la imagen de su amiga Cayetana, que quedó inmortalizada en la pintura.


En la composición del cuadro el dibujo es decisivo, así como el uso de una gama cromática de tonos fríos que denota una cierta influencia neoclásica. La obra de Goya es audaz y atrevida, como audaces son la expresión del rostro y la actitud corporal de la dama. La aparición del vello púbico femenino resalta igualmente el erotismo de la composición. Cabe destacar la particular luminosidad que Goya da al cuerpo, luminosidad que contrasta intencionadamente con el fondo del cuadro. La particularidad de la Maja es la de representar a una mujer real, caso que tiene algún precedente en la pintura francesa y veneciana aunque no de esta forma tan explícita. De hecho, la costumbre era recurrir a subterfugios, normalmente mitológicos, que servían como excusa para representar a una mujer desnuda. Es notable que el cuadro presente, junto a la fuerza característica de las pincelada de Goya, un tratamiento esmerado en la carne y el sombreado, acompañados por la figuración sutil de las telas expresado en un minucioso juego de verdes que contrasta con blancos y rosados; la Maja parece casi suspendida en un espacio oscuro que ella ilumina con su propio cuerpo. La historia de la obra es de por sí interesante por sus peripecias: en 1807 Fernando VII se la confiscó a Godoy, y en 1814 la Inquisición decidió secuestrarla por "obscena" e iniciar un juicio a Goya, del cual el pintor salió absuelto por la influencia de su amigo el cardenal don Luis María de Borbón y Vallabriga. Sin embargo, la pintura quedó depositada fuera de la vista del público prácticamente hasta inicios del siglo XX.

En 1927 Correos de España emitió un sello con la Maja Desnuda, siendo la primera vez que apareció un desnudo femenino en la filatelia, con gran escándalo. Las diferencias entre ambos cuadros son evidentes; la vestida tiene menores dimensiones que la desnuda y su ejecución fue más rápida y sumaria sin presentar el cuidado minucioso que tiene el tratamiento del diván, la almohada y la sábana; la pincelada es más pastosa y densa aunque existe una evidente intención académica en ambos cuadros. Otro asunto muy comentado ha sido el de la posición de la cabeza, algo forzada con relación al cuerpo en lugar de adoptar una postura natural y relajada propia de un desnudo. El enigma de la doble pintura representa muy bien el universo de Goya, repleto de mensajes ocultos, dobles sentidos, segundas lecturas y denuncias de la situación que le tocó vivir disimuladas en aspectos inicialmente simples. Es posible que la explicación se deba a un juego pícaro propuesto por el propio Godoy que tendría su propio parangón actual en esos bolígrafos pornográficos que se compraban hace años en Perpignan y que permitían ver a la modelo con o sin ropa, en función del giro que se daba al instrumento. Se trata de la primera ocasión en la pintura española en que se pinta un desnudo sin excusas, y que además resulta sensual y provocativo, en lugar de establecer ocurrencias ocasionales como el uso del baño o la alegoría mitológica de una diosa clásica que dejaba caer su túnica permitiendo así la observación de su anatomía. En este caso el desnudo es claro, y Goya lo lleva más allá al mostrar un gesto malicioso y resabiado en el rostro de la maja que se exhibe y disfruta provocando al espectador. Por si fuera poco, el centro del cuadro coincide con el pubis, que aparece con vello. La chica se contonea, marcando unos senos separados (y artificiales en cierto modo) al retraer los brazos colocando las piernas con elegancia. También presenta un cierto sonrojo en las mejillas que acentúa su descaro y desparpajo. El pintor define con precisión el contorno de la dama en el que destaca su palidez y piel nacarada. Refinada y sensual, se luce sobre un canapé de terciopelo verde, complementado con una sábana y almohada con encajes. La pincelada es detallista y precisa y los colores suaves y nada exagerados. Aparte del diván y la modelo no existe nada más, el fondo es neutro, y no permite la distracción ni identificar ninguna otra cosa. En el caso de la Maja Vestida el diván está más simplificado y no se aprecian un tratamiento del terciopelo o los encajes con la misma intención. Es destacable el delicado talle de cintura de avispa de esta Maja, realzado por las gasas de su traje-pantalón y su faja marrón ceñida. A pesar de estar vestida, su anatomía resulta fácil de adivinar, lo cual revela la intención de la obra que resulta finalmente tan sensual como su colega.

El Proyecto Maja que ahora se inicia intenta establecer una colección de imágenes, bien sea de cuadros, fotografías, dibujos o cualquier otro medio que reflejen la inspiración del cuadro original y su influencia en la iconografía desarrollada por el tema desde finales del XVIII. La idea es la generar un gran collage que junte las imágenes remitidas por los contribuyentes (junto a las del propio Goya) de modo que pueda hacerse pública y ser disfrutada en la red, mediante su publicación en un blog creado al efecto. En su caso, los autores pueden remitir un comentario critico que se incluirá dentro del futuro blog, si así es su intención junto al nombre o el nick del autor. He encontrado un hermoso ejemplo de lo que digo en un post del blog de María del que tomo prestada la imagen siguiente, sin su permiso (aunque espero que me lo otorgue).


Se ha creado un correo para poder remitir textos e imágenes (se recomienda un tamaño razonable para la remisión, no superior a 0.5Mb y el formato habitual jpg.)

Remisión de propuestas a proyectomaja@gmail.com

1 comentario:

Ana dijo...

Perfectamente entendido; este post no lo había leío, probablemente por eso no sabía bíen que era.

Por cierto, genial y muy ilustrativa la historia de los cuadros de Goya.

Gracias

Ana