Mi amigo Pasqui es contertulio habitual de tabernas y otros lugares de decencia; tiene el buen gusto de remitirme, en ocasiones, damas ligeras de ropa pero jamás se me hubiera ocurrido que iba a traer unas majas a este proyecto.
Son majas diferentes, algunas son dobles y viene por parejas; otras tiene un toque lésbico que no las desmerece (eso es evidentemente cuestión de gustos). Son claramente majas de gusto americano, con grandes pechos (naturales o no) que asombran al personal del otro lado del océano. Se sabe que incluso asombraron, al llegar a Nueva York, a algunos supervivientes del Titanic, como se ha visto antes en este blog. Como ejemplo, véase la imagen de la clásica vecina que no espera a subir al cuarto (o al salón) y se empelota entre los tarros de mermelada y los platos de su cocina doméstica. A los norteamericanos siempre les gustó desnudar a sus vecinas y deambular por los lugares de guisar mucho antes de que el cartero llamara dos veces.
Son majas pudorosas, en general, que dudan entre vestirse o desvestirse y se quedan en ocasiones a medio camino. Otras también dudan entre ser majas o venus, y muestran sin ningún temor el culo al fotógrafo; quizá estén esperando a otro proyecto en el que puedan encontrarse más cómodas. También existen otras majas húmedas de indudable influencia francesa (a los americanos siempre les encantó París...eso se sabe) que han elegido situarse en un paraje rocoso, al alcance de las gaviotas, o incluso montarse en una barca que tiende a ocultar sus encantos. Hay otra muy curiosa que ha elegido un desierto salino para posar; debe ser una maja mormona, que de todo hay. Se ve que algunas majas prefieren eso al clásico canapé. Debe ser el gusto americano (o mormón).
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